Si no sabes cómo hacer el Camino de Santiago o quieres conocer más de esta experiencia, has llegado al lugar ideal, aquí hemos hecho un breve recuento de todas las etapas por las que atraviesa un peregrino para comenzar la travesía:
- Preparativos
- ¿Qué sigue?
- El día a día
- Llegando a Santiago de Compostela
- Después de llegar, ¿qué sigue?
1. Preparativos
Lo primero, recabar la información: la ruta del camino que desees hacer, tener una guía para seguir las etapas del camino, preguntar a otros peregrinos que les ha funcionado, etc.
Una vez que te has decidido a hacer el camino debes decidir una fecha para realizarlo, lo recomendado es entre los meses de abril y octubre que es cuando el clima es óptimo. Ten en cuenta que en verano puede hacer mucho calor.
Con toda la información y las fechas elegidas, toca poner manos a la obra: adquiere tu billete de transporte para llegar a tu punto de partida y empaca lo necesario.
En nuestro sitio web hemos puesto toda la información básica que a nosotros nos funcionó y que estamos seguros que necesitas para organizar tu Camino.
Recuerda conseguir tu Carnet del peregrino. Esta carnet te acreditará como peregrino y te dará acceso a los albergues. Si no la consigues antes de comenzar, lo puedes comprar en el albergue al que llegues o en la oficina de turismo del lugar donde inicies el Camino.
2. ¿Qué sigue?
Al llegar al pueblo, debes ir hacía el albergue en el que pasarás la noche (generalmente abren después de medio día), registrarte y pedir que te sellen tu carnet del peregrino.
Los sellos en tu carnet de peregrino son muy importantes ya que al llegar a Santiago son la forma de comprobar que realmente has hecho el camino. Los sellos los podrás conseguir en cualquier establecimiento por el que pases, ya sea albergue, oficina de turismo, restaurante, e incluso algunas personas que tienen sus casas a un lado del camino tienen sus propios sellos. No escatimes en sellar tu carnet.
3. El día a día.
Un día normal del camino empieza levantándote muy temprano, por lo general todos los peregrinos han salido entre las 6 y 9 de la mañana, (hay quien sale más temprano), después de esa hora se cierra el albergue y nadie puede permanecer adentro. Algunos albergues te ofrecen un pequeño desayuno que consiste en pan y café.
Una vez que te pones en marcha por el camino, debes seguir las flechas amarillas o los señalamientos. Es muy bueno utilizar la guía que compraste y también “google maps” para estar seguro que vas por la ruta correcta (sobre todo si inicias el camino en lugares que no están señalizados). Alguna vez nos pasó que nos perdimos por no estar al pendiente del camino y tuvimos que caminar unos cuantos kilómetros extra (en Francia).
En nuestra aventura, usualmente nos levantábamos a las 6 de la mañana, cómo estábamos frescos, decidíamos caminar por dos o tres horas a ritmo veloz y cerca de las 9 de la mañana nos deteníamos a desayunar en algún pueblo y aprovechar para ir al baño.
Siempre que podíamos pedíamos que nos sellaran nuestro carnet del peregrino. Encontrarás sellos bastante originales que sin duda siempre recordarás.
Después de nuestra parada, continuábamos nuestro caminar a buen ritmo pero ligeramente más lento que en la mañana porque nuestra meta era llegar entre las 12 y las 13 horas al albergue. Nos gustaba ser de los primeros para alcanzar buen lugar en los albergues y porque preferíamos hacer nuestra etapa antes de que comenzara a hacer mucho calor.
Cada día caminábamos entre 25 y 30 kilómetros, pero cada quien va a encontrando su ritmo y caminará lo que considere necesario. Hay quien solía caminar todo el día hasta la tarde (30-35km) o también había quien decidía caminar entre 15 y 20 kilómetros diarios.
Como anécdota, tenemos un amigo que salía tarde de los albergues, no le molestaba caminar bajo el sol. Siempre llegaba entre las 16 y 17 horas a los albergues y sorprendentemente, aún encontraba lugar para dormir.
Una vez que llegues a los albergues, lo primero que te van a pedir es la credencial del peregrino, te van a poner el sello del lugar y asignarán un espacio para descansar. La gran mayoría de los albergues son cuartos grandes, equipados con literas para que duerman entre 10 y 50 personas.
Los albergues los suelen abrir después del medio día, por lo que si llegas antes de esa hora, es probable que tengas que esperar a que lo abran. Cada albergue tiene horarios y servicios distintos, aquí te dejamos una lista de los albergues.
Una vez instalados, lo primero que hacíamos era darnos “una ducha reparadora”, así la llamábamos, utilizábamos el cambio de ropa limpio y a prepara la comida o buscar un bar/restaurante para comer.
Otra actividad diaria era lavar la ropa que habíamos usado por la mañana. Una vez lavada la colgábamos en los tendederos que cada albergue destina para ello, para la noche ya estaba seca y antes de dormir la empacábamos para el día siguiente. Algunos albergues tienen la opción de usar lavadora con un costo extra y otros simplemente tienen un lavadero.
Durante la tarde, recorríamos el pueblo, tomábamos alguna siesta, leíamos, o conversábamos con los otros peregrinos.
Encontrarte con personas y hacerlos tus amigos, es parte de los regalos que te da el camino. Irás viendo a los peregrinos que van llegando, algunos te los encontrarás nuevamente, pero también puede que nunca los vuelvas a ver, así que disfruta cada día.
Una tradición del camino es que a la hora de la cena se junten los peregrinos para convivir, algunos albergues lo hacen todos los días y en otras ocasiones los peregrinos se organizan para hacer algo juntos. De hecho, muchos de los mejores recuerdos que tenemos del camino se desarrollaron en torno a estas cenas.
Al final del día verás que estarás muy cansado y a las 22 horas ten por seguro que estarás en la cama listo para dormir y recargar energías para el día siguiente. Como regla general, los albergues suelen apagar las luces a esa hora para que los peregrinos que deseen dormir puedan hacerlo tranquilamente.
Pareciera que el día a día es tan monótono y sin sentido, pero en el fondo, esta vida de peregrino tan austera y sencilla te llena de valor porque te vuelve más humano.
4. Llegando a Santiago de Compostela
Para tu último trayecto, te recomendamos hacer lo posible para llegar en la mañana, entre las 8-9 de la mañana. Creemos que es el mejor horario porque es cuando puedes encontrar la explanada de la Catedral semi-vacía.
Llegar a Santiago lo es todo. Es una experiencia única, sobretodo porque lo has estado anhelando por días e incluso semanas. Los últimos kilómetros se te harán eternos y es que no por nada has caminado desde lejos para este momento, días intensos de reflexión y finalmente atraviesas un último túnel para tener frente a ti la majestuosa catedral de Santiago. Ya no importa nada más, lo hiciste. Sientes un cúmulo de emociones que extrañamente te dan paz, ¡ha valido la pena todo lo que has pasado!
Después de haber estado a kilómetros de tu meta, ahora te encuentras a un par de pasos del sepulcro. No lo hagas esperarte más, entra y visita la tumba del hombre por el que todo comenzó.
Debes tener en cuenta que por medidas de seguridad, el acceso con mochilas está prohibido tanto a la tumba del apóstol como a la catedral. Lo mejor es dejar tus cosas en el albergue en el que te vas a quedar o sino, en la oficina de correos, tienen consigna para dejar el equipaje por unas horas. Una vez que llegues a Santiago verás por las calles que hay algunos negocios que ofrecen este servicio de consigna.
Generalmente a las 12 horas, ofrecen una misa por los peregrinos que han llegado. Al finalizar la Misa podrás ver en acción el famoso Botafumeiro, único en el mundo y a parte de que es tradición del Camino, es todo un espectáculo verlo.
5. Después de llegar, ¿qué sigue?
Una parada obligada es visitar la Oficina del Peregrino para pedir la Compostela, es un documento en latín que acredita haber hecho el Camino de Santiago. Esta se obtiene de manera gratuita si demuestras, con los sellos en tu credencial, que caminaste al menos los últimos 100 kilómetros o si recorriste en bicicleta los últimos 200 kilómetros.
La Compostela solamente acredita que hiciste el camino, pero como muchos peregrinos deseaban incluir los kilómetros que habían recorrido, se empezó a implementar un certificado de distancia que también puedes pedir ahí. Este certificado tiene un costo mínimo y además de los kilómetros que has hecho, te incluye donde has iniciado el camino y la ruta que has seguido.
Cuando tengas tus certificados, solo te resta disfrutar de la Ciudad de Santiago, su gastronomía, su cultura y sobretodo compartir los últimos momentos con los amigos que has hecho durante tu peregrinaje.
Por supuesto que para pasar algunos días en la ciudad, puedes hospedarte en el albergue municipal, la desventaja es que está un poco retirado del centro pero después de caminar cientos de kilómetros, la distancia a la que está es mínima.
Nosotros decidimos quedarnos en un hotel cerca de la Catedral de Santiago, es más costoso pero después de haber invertido tanto tiempo en el camino quisimos disfrutar más de la ciudad.
Lo increíble es que el Camino de Santiago no termina ahí, algo tiene que una vez que llegas a Santiago quieres continuar viviendo la experiencia, es por eso que muchos peregrinos, incluidos nosotros, continuan la experiencia hasta Finisterre, el fin del mundo.